Vernos reflejados en aquellos críos que juegan en la plaza. Recordar las pipas con sal, el teléfono sonando siempre a las 7, los saltos desde el columpio. Siempre recordar, a la hora del café, al anochecer; a cualquier hora. Y ahora después de unos años, nos encontramos grises. Los sueños se evaporaron de nuestros bolsillos y las suelas de nuestras nikes y converse se desgastaron persiguiendo quimeras. Nos miramos tras los rizos y flequillos y vemos la sombra de lo que fuimos. Personajes de ciencia ficción, frases sueltas y hojas secas se pasean brincando y rodando a nuestro alrededor. Los acordes de guitarra subiendo por nuestras arterias. Chutándonos a Robe y Fito en vena. Chutándonos oxígeno y co2.
El tiempo pasado encerrado entre estas cuatro paredes insondables. El libro de historia cerrado y el de Rayuela abierto de par en par. El sueño posado en las pestañas. Nuestras risas de fondo. Y un ‘a la mierda con todo’.
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