lunes, 14 de diciembre de 2009

Luz y silencio

Quizá esté equivocada, pero ese día empezó a cambiar todo. Era Julio y hacía calor. Él era el mismo de siempre y ella sólo era un poco más feliz. Algo explotó. Una toalla con la bandera gay manchada de helado de stratacciela, la arena arañando las rendijas de las teclas del móvil, el sonido de las olas del mar, una hoja, una mano y una pierna.Y de repente un escalofrío. Después vinieron persecuciones con caídas. El grito del tipo cachas de la playa. Y muchas risas.
Así siguió el verano, el ratón y el gato cambiado a cada instante de papel. Subía la temperatura. Fingían y callaban. Acabó el verano y empezó a helar antes de tiempo. Todo se cubrió de hielo, que se derretía y volvía a congelar a su antojo. Al antojo de ellos. Por no querer admitir lo que sentían, por hacer como si no les importará. Cóctel Molotov, de la casa.

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