viernes, 12 de marzo de 2010

Lo tuvimos tan cerca que nunca lo vimos


10 llamadas perdidas tuyas y choque frontal en aquella esquina. Muchos días pasaron cuando nos volvimos a encontrar en aquella cama. Tras la puerta, botellas varias y ceniceros ocultos tras miles de colillas y envoltorios de chicles de menta. El olor inundaba el piso, y hasta osaba colarse por debajo de la puerta. Tú me soplabas, mientras yo me asfixiaba. Seguimos el juego de manos y risas y verbos conjugados con agua salada. Morimos, al tropezar con aquella maldita botella de licor 43, rodando por la escalera. Porque sí, morimos otra vez. Morimos al negar la evidencia. Morimos por ocultar la verdad. Morimos por tener miedo a mirarnos y recordar. Y porque mentirte era/es Rock and Roll oculto en cada rincón.

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