martes, 28 de junio de 2011

Coño, hazte un peta y me lo cuentas.


A día de hoy en mi vocabulario no existe la palabra certeza, ni todos esos adjetivos comenzados por in-. Siento que no existe nada más verdadero que el aire que hay entre ambos, ni nada más posible que la libertad mediante un vuelo infinito a ras de las olas. Aún así, no la tengo, no tengo la menor idea de dónde me llevará a partir de este preciso instante el calor, el verano. Sólo pienso tomarme todo el tiempo del mundo en buscar figuras en las nubes, en contar los lunares que nunca he visto en tu piel, y por qué no, también pienso pasarme las horas muertas en buscar los diferentes matices del mar y contar los granos de arena. Porque a partir de ahora todo es probable, posible y realizable con o sin tus pozos acuosos. Y vendrán otras bocas y otras manos que gritarán por sus cuerdas vocales y no sólo a través de los poros de la piel.


Sólo existe el ahora, el éxtasis, la euforia, las ganas de respirar, la sal, las sonrisas kilométricas, el alcohol, los himnos veraniegos, los helados, las uñas de colores, las noches de insomnio, las gafas du soleil, el humo...los próximos cinco minutos.




-Cuando termine el verano me cuentas todo, todo.
-Claro, tío.

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