sábado, 14 de mayo de 2011
Relato breve de cuando la realidad no fue más que un péndulo dentro de mi cabeza.
Colapso en los oídos. La nube compacta va poco a poco descendiendo por mi espalda, y me erizo. Mi pie derecho tropieza con la acera de la gasolinera. Pasos. Izquierdo, derecho, izquierdo...Un puente. Estoy en el puente, los patos dicen cua. Voces a lo lejos. Luces amarillas. Me siento en el sillón rojo, sus ojos expectantes me miran. Unos 50 guiris gafa-pasta haciendo cola, y me entran unas ganas terribles de comer como una cerda una hamburguesa de euro. Hablan, me hablan. Susurro que estoy bien. Poco a poco me voy alejando, las luces del local parpadean, y mucho. Me percato de que me he ido por las ramas, a playas y a montañas, a sonrisas y miradas. Vuelvo en mí. Cruzamos la carretera y me acuesto apoyando la cabeza en unas rodillas. Cierro los ojos, pero aún así las luces se siguen viendo. 1 de oros. Veranos jugando a las cartas y al monopoly. Vuelvo en mí. Los pajaritos del parque se encienden, mierda. Un tío con un porro en la mano consigue pararlos a base de patadas y vuelvo a cerrar los ojos. Cayendo en picado me encuentro con versos a medias y con arena en los bolsillos. Después esas malditas cruces azul hijoputa. Y vuelvo a regresar, a estar.
Los pies en el césped. Las guitarras de Editors a lo lejos. Las lágrimas de ella. Las risas de los tíos y tías tirados por el suelo haciendo el gilipollas. Las botellas por las aceras. Todo sigue estando ahí, nada se ha movido del sitio. Solo la realidad. Mi realidad.
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eso es en el SOS? que envidaaaaaaaaaa...
ResponderEliminarWAuuu!! el SOS48 fue la leche. Nosotrs tambien estuvimos. Te engancha así que el año que viene hay que repetir :D
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