viernes, 12 de noviembre de 2010

Se rompió la cadena que ataba el reloj a las horas.


El otro día me desmayé en la librería de mi pueblo. A mi amiga no le dio tiempo a cogerme y debí de caer con un sonoro pom. Perdí el conocimiento y llamaron a mamá. Se preocupó y me llevó al médico que tras hacerme un electro dijo que tengo algo llamado 'bloqueo de rama'. Al llegar debio de sonar el teléfono cientos de veces, el mismo que estaba ardiendo con mi espera. Estos días me han preguntado unas 12'5 veces de media al día qué tal estaba y yo ponía malas caras y gritaba. Siempre he preferido estar en el lado oscuro pasando inadvertida. 
Salvo ese hecho la semana ha sido demasiado aburrida. Madrid me dejó unas luces de neón mojadas, olor a cuero y calzone de chocolate en el paladar. Mientras Murakami se cuela por debajo de la puerta y mis discos forman filas preparados para la revolución. Los últimos suspensos se sientan calladitos en la sala de espera y las cuentas de collares ruedan por el suelo de madera. En el coche mamá me dice: déjate el alcohol y los cigarrillos, yo me quedo con cara de asombro y la Gaga llama por la radio a un tal Alejandro. Y en la despensa no queda leche condensada ni pañuelos para sonarme la nariz.

1 comentario:

  1. Hola!
    soy nueva en este mundo asique pasate y espero que te guste!

    muchas gracias!
    un beso!

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REVOLUCIONES